miércoles, 1 de junio de 2011

Día de la Leche



Como la mayoría de la gente, siempre pensé que "no se puede" no darle leche y sus derivados a los niños, que "era algo imposible", "que son vitales", etc, etc.
Pero desde hace tiempo me fui informando y leyendo distintos artículos, y experiencias de madres de niños que vivían enfermos, con mocos, broncoespasmos, tos y demás afecciones respiratorias, que decidieron sacar todo producto lácteo de la dieta de sus hijos... y fue la solución.
Maitena cuando era más chiquita sufrió broncoespasmos, estuvo en tratamiento por alergias, y en invierno vive con mocos. Nunca pensé que algo de esto podía relacionarse al consumo de leche.

Desde fines de año pasado le reduje el consumo de lácteos , porque cuesta mucho eliminarlos del todo, pero quiero lograrlo. No pierdo nada con probar, y puedo ganar salud!

dejo un artículo de Laura Gutman que me abrió bastante los ojos:

Su Majestad la Leche de Vaca

La leche es una secreción glandular presente en todos los mamíferos. En la naturaleza hay cerca de 5000 especies, y los humanos somos sólo una de ellas. La leche sirve para alimentar a la cría hasta que esté en condiciones de alimentarse con autonomía.Ninguna otra especie continúa con el consumo de leche después del período de lactancia. Cuando crecemos, los mamíferos perdemos las enzimas que permiten la digestión de la leche, porque sencillamente no las vamos a necesitar más. Sin embargo los seres humanos ignoramos esa ley natural.

Tengamos en cuenta que cada leche es específica, es decir, que tiene una fórmula especial para cada especie y varía considerablemente entre una y otra. Tanto la leche de vaca, como la de oveja, la de ballena, la de elefanta, la de morsa o la de perra son diferentes entre sí, y difieren obviamente de la humana. La leche de vaca sirve para criar terneros, un animal grande con cuatro estómagos que llegará a pesar 300 kilos. La leche humana en cambio privilegia el desarrollo de la inteligencia.

Es importante que sepamos que la “leche de fórmula” -como la llamamos hoy en día- esleche de vaca modificada para adaptarla a los requerimientos del bebé humano. Pero no es un invento químico, como muchas madres creemos.

¿Cuál es el efecto nocivo más fácil de detectar en el organismo humano? El moco. La principal responsable es la caseína, una proteína abundante en la leche de vaca. El moco es la reacción saludable del organismo contra una proteína que no puede incorporar. Por lo tanto, en la medida que incorporamos leche o lácteos, el organismo segrega moco. El resfrío común deriva en dolor de garganta, luego en rinitis, sinusitis, bronquitis, otitis, neumonía, y en todas las infecciones respiratorias con las que conviven los niños durante la infancia.

A pesar de esta abrumadora realidad, los adultos no podemos creer que la leche, la bendita y maravillosa leche, se nos vuelva en contra. Preferimos apegarnos a nuestras creencias en lugar de hacer caso a la sabiduría innata del organismo de nuestros hijos.

¡Todos nuestros niños están repletos de mocos y no estamos dispuestos a relacionarlo con la ingesta de leche! Parece que el miedo al cambio es más fuerte que el acceso a la verdad.

Laura Gutman


1 comentario:

Ann dijo...

Muy interesante! La verdad que por acá, por ahora, seguimos con la fórmula; el doctor ni mencionó la leche de vaca, pero es para pensarlo, eh?

Besos

miércoles, 1 de junio de 2011

Día de la Leche



Como la mayoría de la gente, siempre pensé que "no se puede" no darle leche y sus derivados a los niños, que "era algo imposible", "que son vitales", etc, etc.
Pero desde hace tiempo me fui informando y leyendo distintos artículos, y experiencias de madres de niños que vivían enfermos, con mocos, broncoespasmos, tos y demás afecciones respiratorias, que decidieron sacar todo producto lácteo de la dieta de sus hijos... y fue la solución.
Maitena cuando era más chiquita sufrió broncoespasmos, estuvo en tratamiento por alergias, y en invierno vive con mocos. Nunca pensé que algo de esto podía relacionarse al consumo de leche.

Desde fines de año pasado le reduje el consumo de lácteos , porque cuesta mucho eliminarlos del todo, pero quiero lograrlo. No pierdo nada con probar, y puedo ganar salud!

dejo un artículo de Laura Gutman que me abrió bastante los ojos:

Su Majestad la Leche de Vaca

La leche es una secreción glandular presente en todos los mamíferos. En la naturaleza hay cerca de 5000 especies, y los humanos somos sólo una de ellas. La leche sirve para alimentar a la cría hasta que esté en condiciones de alimentarse con autonomía.Ninguna otra especie continúa con el consumo de leche después del período de lactancia. Cuando crecemos, los mamíferos perdemos las enzimas que permiten la digestión de la leche, porque sencillamente no las vamos a necesitar más. Sin embargo los seres humanos ignoramos esa ley natural.

Tengamos en cuenta que cada leche es específica, es decir, que tiene una fórmula especial para cada especie y varía considerablemente entre una y otra. Tanto la leche de vaca, como la de oveja, la de ballena, la de elefanta, la de morsa o la de perra son diferentes entre sí, y difieren obviamente de la humana. La leche de vaca sirve para criar terneros, un animal grande con cuatro estómagos que llegará a pesar 300 kilos. La leche humana en cambio privilegia el desarrollo de la inteligencia.

Es importante que sepamos que la “leche de fórmula” -como la llamamos hoy en día- esleche de vaca modificada para adaptarla a los requerimientos del bebé humano. Pero no es un invento químico, como muchas madres creemos.

¿Cuál es el efecto nocivo más fácil de detectar en el organismo humano? El moco. La principal responsable es la caseína, una proteína abundante en la leche de vaca. El moco es la reacción saludable del organismo contra una proteína que no puede incorporar. Por lo tanto, en la medida que incorporamos leche o lácteos, el organismo segrega moco. El resfrío común deriva en dolor de garganta, luego en rinitis, sinusitis, bronquitis, otitis, neumonía, y en todas las infecciones respiratorias con las que conviven los niños durante la infancia.

A pesar de esta abrumadora realidad, los adultos no podemos creer que la leche, la bendita y maravillosa leche, se nos vuelva en contra. Preferimos apegarnos a nuestras creencias en lugar de hacer caso a la sabiduría innata del organismo de nuestros hijos.

¡Todos nuestros niños están repletos de mocos y no estamos dispuestos a relacionarlo con la ingesta de leche! Parece que el miedo al cambio es más fuerte que el acceso a la verdad.

Laura Gutman


1 comentario:

Ann dijo...

Muy interesante! La verdad que por acá, por ahora, seguimos con la fórmula; el doctor ni mencionó la leche de vaca, pero es para pensarlo, eh?

Besos